el horror de: "solo hay una forma correcta de hacer esto".
“Solo hay una forma correcta de hacer esto, y no quiero verte hacerlo de otra forma..." |
Pero he conocido que
otras personas han sufrido, a manos de un profesor casi sicópata. Y es
preocupante porque no son pocos los casos. Se da más en la música clásica que
en la popular. Y es que al instructor le cuesta darle lugar al alumno parque
busque su manera.
Es claro que se le
debe marcar un camino al que está aprendiendo. Prevenirlo de practicar cosas que no
son sanas fisiológicamente. Exigirlo sí. Sanamente. Y sobre todo dar el
ejemplo.
Para encontrar un punto medio siempre me ha iluminado mucho el libro Máxima Performance del Dr. Laurence E. Morehouse y Leonard Gross.
Máxima Performance |
De ahí extraigo el siguiente texto:
El buen entrenador
sabe que no existe una manera perfecta para realizar una actividad. Sabe que no
hay dos personas que se muevan exactamente igual. Respeta su conducta idiosincrática
de movimiento y sugiere hábitos de movimiento que ya le resultan confortable a
usted. Lo hacen empezar donde sus movimientos indican que debe empezar. Puede
mostrarle como ejecutar un movimiento, pero le deja ejecutar su propio estilo…Si
usted está entrenado a su hijo y dice: “solo hay una forma correcta de hacer
esto, y no quiero verte hacerlo de otra forma”, no respeta el derecho y la
libertad del niño a desempeñarse según los términos de su movimiento
idiosincrático. (Morehouse &Gross 1977).
Debo confesar que
si bien estas palabras suenan liberadoras me costó tiempo llevarlas a la práctica.
Esto es, confiar en que el otro encontrará su camino. Que no es otra cosa que
darme cuanta que hay saber fuera de mi o mis pensamientos.
Pero luego de
aceptarlo, la libertad llega no solo para el alumno, sino también para el profesor.
¡Es la liberación de darme cuenta de no estoy a cargo de todo el universo! Por
supuesto que se debe hacer el mayor esfuerzo por enseñar. Las palabras
anteriores no nos liberan de la obligación de dar lo mejor de nosotros.
Sorpresa
Tuve la dicha de asistir a una charla que daba Abel Carlevaro, el gran profesor de guitarra clásica. Iba con prejuicio de que era una persona dura y estricta. Lo conocía a través de sus alumnos directos. Algunos eran intimidantes
Y me encontré con la sorpresa de que era una persona mucho más flexible y práctica. Si era estricto. Pero corregía con amor. Aseguraba que lo que funciona en una parte de la guitarra no funciona en otra. No era todo igual. ¡Que alivio!
Bibliografía
Morehouse, Laurence E. & Gross
Leonard. 1977. Máxima Performance, p
152-153. Simon and Schuster, New York, USA.
Contacto
https://www.instagram.com/oterogiordano/
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