La imaginación en la creación

junio 16, 2016

La imaginación en la creación

Sin imaginación, no hay creación.

Todos tenemos momentos de inspiración, a veces en sueños y/o entresueños, donde vislumbramos temas, frases o arreglos musicales. Vienen solos.

Decía Pablo Picasso que “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.
O sea pensarlo, y sólo pensarlo, es como soñar "que haremos cuando ganemos la lotería".

A la imaginación podemos, y debemos ayudarla.
Luego de sentir la inspiración, tenemos que darle forma. Trabajar en ella.

Estrategias de trabajo

A- La primera ayuda es el movimiento. Si me quedo quieto es más difícil imaginar música, porque la música es movimiento.

Esto es, puedo empezar trabajar con la guitarra o el piano que son instrumentos armónicos, llevando el tiempo con el cuerpo.

B- Lo esencial es imaginar el resto de la orquesta empezando por la sección rítmica. Si estoy trabajando en un rock digamos “duro”, marco el tiempo con un solo pie, imaginando un bombo fulminante.

En cambio sí imagino un reggae, marco con los dos pies, alternándolos, imaginando la cadencia de bombo y redoblante.

C- Otra herramienta básica es cantar. Ahí obtengo una voz más. Canto las melodías, de la letra, o de los otros instrumentos.

D- Después que tengo algo en claro, puedo empezar a registrar. Esto es, escribirlo o grabarlo. Pero cuidado, intentar una maqueta, o sea grabar las pistas, sin tener las cosas claras, puede ser contraproducente. Puede llevar al bloqueo; o algo mucho peor: la mediocridad.

Un tema es como un hijo. No lo podemos vestir antes de que nazca. Lleva tiempo concebirlo

Nota

El trabajar de esta forma es para que, el peso de nuestra concentración esté en la imaginación.
A medida que avanzamos vamos creciendo en estructura organizativa.

Agregamos intrumetos, gente, tecnología.

La obra va creciendo como un hijo.

Veamos un ejemplo

Ruben Blades presenta en 1990 un proyecto de la canción Adán García. En la misma, él golpea la madera de la guitarra imaginando la percusión. Y muestra unos cortes tambièn.

Rubén solo, acompañado por su guitarra. Versión de 1990, cuando Adán García se llamaba Adán Beitía y que precede a la que finalmente se grabó en el disco Amor y Control de 1992.

Ahora veamos el producto ya grabado y editado.