Motivación vs. rutina de trabajo

Hoy en día, se nos presenta un falso dilema, o mejor dicho falsa oposición. Muchos alumnos y/o padres vienen con la idea de que es casi necesario aprender siempre en un ambiente de alta motivación, diversión y juegos. Es una respuesta a la vieja escuela de la "letra con sangre entra". Si es verdad, en el otro extremo hay una educación musical casi sicópata, que busca un genio o la muerte. Montón de padres viene pidiendo que no haya solfeo.


Es cierto que si la clase no es divertida no funciona. El alumno viene motivado, y a veces el profesor es responsable de desmotivarlo. Pero, también cierto que la educación no puede ser cien por ciento juegos, totalmente divertida.

La verdad siempre está en el equilibrio. Hay que estar motivado, y la clase tiene que ser divertida; sin embargo, tenemos que trabajar para conseguir cualquier cosa en la vida.

La solución que yo he encontrado es buscar la reconciliación. Hay que hacerse amigo del ejercicio. Es aquí donde entra el equilibrio. Hay un momento en el cual si no nos ejercitamos, no progresamos. Y se da algo paradójico. Cuando más entrenados estamos, más fácil viene la motivación. Y mejor nos sentimos.

El deportista o el músico que no está entrenado es el que se desmotiva fácilmente. Porque no logra sus metas. He observado que tanto los deportistas como los músicos de alto rendimiento, no solo disfrutan de tocar sino de entrenar o estudiar respectivamente.

Entonces, ¿se desprendería de esto que los artistas son masoquistas?

No, más bien se hicieron amigos del trabajo.

Y dejo par pensar dos trucos. La constancia de volver cuando nos alejamos, y tener siempre el instrumento a mano. Fuera del estuche.

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