Dolor de crecimiento

Cuando crecemos nos duele el cuerpo. Para crecer en la música, a veces son necesarias algunas experiencias dolorosas. No nos referimos al sufrimiento como consecuencia de la obsesión y el fanatismo, ni a la tortura psicológica que pueden ejercer algunos docentes sicopáticos, sino más bien a las ocasiones en las que al enfrentarnos con nuestro espejo sentimos un dolor razonable. Y por supuesto, esto no quita que sea otro el que nos enfrente a ese espejo. Todos fallamos en algo, así que la mejor estrategia es reírse, y cambiar.


La primera experiencia de este tipo que me tocó vivir fue cuando iba de oyente al Conservatorio Nacional de Musical (hoy es la Escuela Universitaria de Música). Y estaba empezando a conocer muchos estudiantes. A la salida de un recital que fui con varios de estos compañeros de ruta, terminé tomando un café con un alguien que hoy es profesional. No éramos muy amigos, ni teníamos mucha afinidad. Yo estaba empezando a estudiar, pero no daba todo de mí. Este compañero me dijo "Si querés ser profesional, por ese camino no creo que llegues. Esto es duro, y hay que estudiar más." Dolió, pero me dijo la verdad…Y empecé a trabajar más.

En 1986 di la prueba de ingreso a la licenciatura de guitarra clásica al mismo conservatorio, y la perdí por poco. Pero la perdí. Saqué dos cosas positivas. La primera, es que me di cuenta de que la guitarra clásica no era para mí. Ni me gustaba tanto.  (Aunque me guste ver a otros tocar). El segundo aprendizaje se dio  cuando un amigo, me rezongó, y me dijo que si hubiera trabajado más focalizado igual la habría salvado. Y era verdad. No solo aprendí a trabajar más, sino a enfocarme en cada meta.

En el primer ensamble que participé en el estudio Elepé, en el año 1988 (del cual surgiera Kongo Bongo) dirigido por Gustavo Ogara, se dio otra experiencia. Yo no estaba muy "a tempo", y el profe me susurró al así como:  "te falta metrónomo!". De ahí en más practiqué con metrónomo durante una hora diaria, a lo largo de dos años. Y mejoré.

Cuando se formó Kongo Bongo, yo era seguro uno de los integrantes con menos experiencia. Me costó mucho. Sufrí. Creo que hasta lloré. Pero aproveché cada error para mejorar.

Con el tiempo aprendí algo mejor. Algo supremo. Algo trascendental: todos fallamos en algo, así que la mejor estrategia es reírse, y cambiar.

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