De Pitágoras a Bach: 2000 años buscando la afinación correcta. Version 1

 

De Pitágoras a Bach: 2000 años buscando la afinación correcta.

Introducción

Este artículo, que se titula De Pitágoras a Bach: 2000 años buscando la afinación correcta, en realidad debería llamarse buscando el temperamento correcto o adecuado. Conviene aclarar desde el inicio, sin entrar en tecnicismos, la diferencia entre estos conceptos: temperamento es el sistema acústico en el cual nos movemos, mientras que afinación es el modo en que ajustamos nuestro instrumento o nuestra voz dentro de ese sistema.

La base principal de este trabajo se encuentra en el Tratado de la Música, Tomo II, de Joaquín Zamacois. Ese será nuestro punto de partida. No obstante, también consultaremos y reseñaremos otras fuentes y bibliografías, con el fin de ampliar la perspectiva histórica y teórica.

No me imaginaba que al empezar este recorrido me estaba metiendo en un verdadero laberinto. Por eso, la intención aquí será simplificarlo y presentarlo de la manera más clara posible. Para no perdernos en discusiones demasiado técnicas, iremos de lo esencial hacia lo complejo, avanzando paso a paso.

Antes de la bibliografía final, incluiremos un apéndice, en el que señalaremos al lector distintas referencias y lugares donde podrá profundizar en teorías más avanzadas. Esos materiales servirán como recursos de estudio en un momento posterior. Por ahora, nuestro recorrido buscará lo simple y fundamental.

Zamacois, en realidad, selecciona estos cuatro sistemas que veremos a continuación, y los presenta con las siguientes denominaciones:

A. Sistema de Pitágoras – De base matemática.

B. Sistema de Zarlino – De carácter físico.

S. Sistema de Holder – Un intento de mejora del sistema pitagórico.

D. Sistema temperado – El sistema que utilizamos en la actualidad.

Sistema de Pitágoras

Pitágoras descubrió que al cortar una cuerda por la mitad, o tocarla en la mitad, el sonido era igual pero más agudo; es decir, lo que hoy llamamos una octava hacia adelante. El sonido que se produce en la mitad tiene el doble de frecuencia.

De manera similar, descubrió otros intervalos:

  • La quinta, que se encuentra en los dos tercios de la cuerda, tiene una frecuencia de tres medios respecto al sonido original.
  • La cuarta, que corresponde a los tres cuartos de la cuerda, tiene una proporción de cuatro tercios hacia adelante.

Con estos intervalos, Pitágoras empezó a construir todas las notas de la escala:

  • Para obtener el , se encadenan dos quintas y luego se ajusta una octava hacia atrás; así queda al lado del do.
  • Para el , se encadenan cuatro quintas y se reduce una octava hacia atrás hasta que quede en su posición correcta.
  • El fa ya lo tenemos, que es la cuarta (cuatro tercios).
  • El sol corresponde a la quinta (tres medios).
  • El la se obtiene encadenando tres quintas y reduciendo el intervalo.
  • El si se obtiene encadenando cinco quintas y reduciendo el intervalo.
  • Finalmente, el do superior es nuevamente la octava, resultado de tocar la mitad de la cuerda, con el doble de frecuencia del do inicial.

Cuando hablamos de “reducir el intervalo” después de encadenar quintas, nos referimos a ajustar la nota dentro de la octava correcta. En la próxima figura se verá esto claramente.

Fábula

No es cierta la anécdota que dice que Pitágoras, en lugar de usar cuerdas, descubrió los intervalos con unos chuques al pasar por una herrería y escuchar los sonidos. La ciencia lo ha demostrado. En el apéndice de este tratado se abordará el asunto con más detalle.

Intervalos

Se considera distancia de un tono exclusivamente la suma de un semitono cromático más uno diatónico, o viceversa:

  • La suma de dos semitonos cromáticos produce la primera doble aumentada.
  • La suma de dos semitonos diatónicos produce la tercera disminuida, que no constituye un tono.

En este sistema:

  • El si sostenido está más alto que el do.
  • El re doble bemol está más bajo que el do.

Coma

En acústica se denomina comas (o commas) a distancias más pequeñas que un semitono, tan reducidas que no tienen una notación musical convencional. Un ejemplo es la coma pitagórica, que surge al comparar dos notas inmediatas dentro de un sistema de afinación. Así, el Si# resulta aproximadamente un coma más alto que el Do natural, mientras que el Rebb queda alrededor de un coma más alto que el Do.

Inconvenientes

Pitágoras basó su sistema en la quinta, es decir, en la relación 3/2, pero no prestó atención a si los demás sonidos de su escala coincidían con los sucesivos. Los intervalos formados por más de tres quintas ya no coinciden con los criterios físicos, y por eso posteriormente se abandonó el apoyo a Pitágoras en este aspecto.

La inconveniencia más grande del sistema pitagórico es que, en una octava, no hay enarmónicos, por lo que todos los sonidos posibles ascienden a 31.

Las consecuencias de esto son:

  • Sería muy difícil construir un instrumento de afinación fija, como un piano o una guitarra, con 31 notas por octava.
  • Para los cantantes, también sería muy difícil practicar y dominar toda esa cantidad de afinaciones.
  • La música quedaría restringida a personas con una capacidad excepcional, ya que la mayoría de la gente no podría ser músico si tuviera que memorizar 31 sonidos distintos.

 

Zarlino

Gioseffo Zarlino (1517-1590) fue un monje y teórico musical del Renacimiento que, aunque heredó muchas ideas de los pensadores griegos como Aristóxeno, también desarrolló aportes propios. A diferencia de quienes buscaban fundar los sistemas de afinación en la geometría pura, Zarlino se apoyó en la serie armónica, es decir, en los armónicos naturales que surgen de cualquier sonido.

Su propuesta tenía una particularidad: los tonos no eran todos iguales. Por ejemplo, el intervalo entre los armónicos octavo y noveno (que corresponde a do–re) equivale a la fracción 9/8, un tono algo más grande que el que se forma entre el noveno y el décimo armónico (re–mi), cuya fracción es 10/9. Así, Zarlino distinguió entre tono grande y tono pequeño.

Esta diferencia trae consecuencias importantes: si entonamos do–re dentro de la escala de do, ese tono resulta un poco más grande que el mismo do–re cuando aparece como tercer grado dentro de la escala de si bemol. En otras palabras, el intervalo “mismo” no siempre mide lo mismo según el contexto. Una paradoja sonora que abriría un amplio debate en la teoría musical posterior.

Tabla

El sistema de Zarlino presenta varios inconvenientes. El primero es la existencia de dos tipos de tonos: el tono mayor y el tono menor. Esto implica que, para mantener la exactitud, habría que construir un instrumento distinto para cada tónica, una complicación enorme desde el punto de vista práctico.

En segundo lugar, los músicos formados bajo la teoría donde el semitono cromático es mayor que el diatónico consideraban el planteo de Zarlino como algo “antimusical”, ya que en su sistema ocurre lo contrario.

Por último, su propuesta mantiene casi tantas notas como la afinación pitagórica dentro de una sola octava. Esto hace que la construcción de instrumentos y su afinación se vuelva muy difícil, tanto para el estudio como para la práctica musical.

 

El sistema de Holder

William Holder (1614–1697) desarrolló una adaptación del sistema pitagórico que consiste en expresar los intervalos en una medida común, la coma pitagórica, dividiendo la octava en 53 comas. De este modo, el semitono cromático equivale a 5 comas, el semitono diatónico a 4 comas, el tono mayor a 9 comas, y la octava justa a 53 comas en total. Holder buscaba con este procedimiento una mayor coherencia interna en la división de los intervalos y una aproximación a la regularidad del temperamento igual.

Sin embargo, el sistema presenta los mismos problemas prácticos que el pitagórico: la multiplicación de notas y alteraciones que hacen inviable un solo instrumento universal, ya que cada tonalidad requeriría ajustes particulares. En este sentido, la teoría resultaba elegante, pero difícil de aplicar en la práctica musical.

En este marco:

  • El semitono cromático equivale a 5 comas,
  • El semitono diatónico a 4 comas,
  • El tono mayor a 9 comas,
  • Y la octava justa resulta de la suma de cinco tonos más un semitono (5 × 9 + 4 = 53).

Holder buscaba así emparejar los intervalos para aproximarse a lo que más tarde será el temperamento igual: un sistema que, sin abandonar la lógica numérica de los pitagóricos, trataba de acomodar las proporciones para que las músicas sonaran mejor y fueran más fáciles de modular.

Sin embargo, este método arrastraba el mismo problema práctico del pitagorismo: la proliferación de notas y alteraciones distintas para cada tonalidad, lo que hacía imposible construir un solo instrumento que resolviera todas las necesidades. En otras palabras, la riqueza teórica se convertía en una dificultad instrumental y de ejecución, ya que para cada centro tonal había que contemplar afinaciones diferentes.

Acercándonos al sistema temperado

Acercándonos al sistema temperado igual, primero se intentó resolver los problemas que presentaba el sistema pitagórico. En este, al construir las notas mediante el encadenamiento de quintas, surgía una dificultad: el Do sostenido resultaba un coma pitagórico más alto que el Re bemol. Dicho de otra manera, las notas enarmónicas no coincidían.

La primera estrategia para corregir este inconveniente fue ajustar la última quinta, pero esto hacía que no coincidiera con el resto. Posteriormente, se fue probando con distribuir el ajuste en distintas quintas, de modo que algunas resultaran un poco más anchas y otras un poco más estrechas. Según cómo y en qué lugar se hiciera este reparto, se obtenían distintos temperamentos desiguales, que intentaban suavizar las diferencias.

Finalmente, se llegó al sistema de temperamento igual, que es el que utilizamos hoy en día. ¿En qué consiste? En dividir la octava en 12 semitonos exactamente iguales entre sí. De este modo, cada dos semitonos forman un tono, y se eliminan las diferencias entre tonos cromáticos y diatónicos: todos pasan a tener la misma proporción.

La base sigue siendo la construcción pitagórica por quintas, pero con una modificación esencial: cada quinta se rebaja en una doceava parte de la coma pitagórica, logrando así que, al completar el ciclo, se cierre de manera exacta. La diferencia entre una quinta natural (justa) y una quinta temperada equivale a esa fracción de la coma, también llamada schisma.

Con este procedimiento, las octavas se mantienen puras, pero las quintas y los demás intervalos se ajustan mínimamente, de modo que el sistema queda cerrado, coherente y transponible a cualquier tonalidad.

 

Bibliografía

Zamacois, J. (2002). Teoría de la música: Vol. II. VII. Rudimentos de acústica. La afinación de la escala (pp. 146-156). Ideamúsica Editores S.L., Madrid.

Holder, W. (1694). A Treatise of the Natural Grounds and Principles of Harmony. London: J. Heptinstall.

Zarlino, G. (1558/1968). Le istitutioni harmoniche (M. Barbour, Trans.). New York: Da Capo Press.

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